martes, 17 de noviembre de 2009

"La Guitarra de mi viejo" PARTE 6


Mi mundo estaba partido en dos, por un lado mi amor por la música y por el otro el desacuerdo de mis padres, la falta de su apoyo. Me dolía tanto, necesitaba tanto que creyeran en mí que se me hizo muy cuesta arriba, pero seguí. Yo no quería hacer otra cosa en mi vida que cantar y hacer canciones, sentía que para eso había nacido, que ese era mi lugar. Me propuse demostrar que podía vivir de lo que amaba hacer, que con la música podía crecer y progresar, aunque paralelamente intenté pertenecer al sistema para satisfacer sus ilusiones. Mi amor por la música y mi amor por ellos hacía añicos mi corazón. Estudié Educación Física; Analista Programador, Secretariado Ejecutivo; hasta que me cansé y me fui de casa, sin plata, con una guitarra que un amigo músico me había regalado y bien lejos. No supieron de mí por un mes, comencé a trabajar en una jugueteróa mayorista, luego de repositora de supermercados, hasta que un amigo me propuso cantar con él. Volví a la zona sur después de un año de vivir en Villa Ballester e ir a ensayar a Adrogué, y finalmente me largué a vivir de la música.
Creamos al principio con mi amigo y luego con mi hermana, una pequeña empresa y recorríamos el país cantando. No hay nada más intenso que pararse en un escenario y exponerse, lograr a través de la voz y la actitud, captar y dominar al público, ponerlo de tu lado. Es todo un desafío, pura adrenalina, y en el circuito under, todas las noches es un debut. El ejercicio de descubrir quien es el que está del otro lado, qué quiere, qué necesita, te forma, te da experiencia y seguridad para manejar cualquier situación de la vida.

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